Basta dar un paseo por cualquier rincón del litoral gaditano para encontrarnos con exquisitos manjares que hacen suspirar a propios y extraños cada vez que dan un trago o prueban bocado. Por tierra, mar y aire se hallan una amalgama de productos que pueden ser degustados en muchos de los establecimientos hosteleros de la Costa de la Luz.

Los productos ecológicos de las huertas son ideales para servir para ensaladas frescas y jugosas, al tiempo que sirven de base para cualquiera cocido, caldereta o arroz. Los paladares más exquisitos podrán deleitarse con las patatas más sabrosas, con gran tradición en la Costa Noroeste. Así como las especias derivadas de las plantas de los diferentes parques naturales, el tomillo, el romero, la cayena, el cilantro y un largo etcétera.

Si hablamos de carnes, hablamos de La Janda. Cuenta la leyenda que el propio Hércules pasó una de las pruebas luchando contra Gerionte, un gigante que tenía como rebaño “un ganado de toros y vacas de color rojo”. La raza autóctona conocida por la ternera retinta (que deriva del tono de la piel), hacen posible las mejores brasas y carnes sazonadas con el característico y puro de la zona.

Capturado con un laberinto de redes, que ya en sí suponen un espectáculo, el sabor potente y las múltiples posibilidades de cocinar hacen del atún un manjar del que ya el propio Aristóteles daba cuenta desde la Antigüedad. A todo ello, hay que sumarle el recurso natural de los esteros, donde se extraen unas especies ricas por su calidad, además de la salinidad que produce la propia marisma. Una rica, variada y de calidad posibilidad gastronómica que podrá paladear en los mejores lugares, con el mejor servicio posible y en entornos idílicos llenos de luz.